Luciernaga

Presentación

La música arte divino

La música arte divino

La música hindú es subjetiva, espiritual; es un arte que no busca la brillantes de la sinfónica, sino una armonía personal con la Gran Alma. Yogananda [1]

La música como experiencia estética, como producto y como expresión sonora se aborda en los primeros artículos de esta edición. Comunicación y música, es un campo interdisciplinar explorado especialmente como realidades discursivas, en menor medida en la dimensión de su “habitabilidad” tema que ha llevado a los músicos a explicar a los públicos sus fundamentos estéticos [2]. También hay abordajes de la música en relación con el proceso, el desarrollo cognitivo, las emociones y la vida social, entre otros.

En la “India la música, así como la pintura y el drama se consideran arte divino… cada una de las fundamentales siete notas de la octava está asociada en la mitología hindú con un color, y el grito natural de un pájaro o una bestia: DO con el verde y el pavo real; RE con el rojo y la alondra; MI con el dorado y la cabra; FA con el amarillo casi blanco (crema) y con la garza; SOL con el negro y el ruiseñor; LA con el amarillo y el caballo; SI con la combinación de todos los colores y el elefante… El anhelo profundo de los primeros músicos hindúes, era el unir al cantor con la Canción Cósmica [3].

La música además de sagrada, “para nuestros pueblos es un grito de libertad” como argumenta, a continuación, mi colega Marcos Fidel Vega Seña [4]:

Dice Vega, en sus clásicos Textos Costeños, Gabriel García Márquez escribió en una ocasión: “no sé qué tiene el acordeón que cuando lo oímos, se nos arruga el sentimiento”.

Eso es precisamente lo que hace la música, cuando verdaderamente está arraigada y es producto del sentir de los pueblos: arruga el sentimiento. Vernácula, ancestral, tradicional, pervive en la memoria colectiva y es catalizador para el amor, la vida, para los amigos; cómplice de la esperanza, la nostalgia, el recuerdo y el olvido. El acordeón es el instrumento protagonista del vallenato, ese género musical, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco [5]. Acordeón vagabundo, trasnochador, rebelde, primo hermano del encopetado bandoneón que ruge elegíaco en el vórtice vital del tango y la milonga.

“El bello canto de los turpiales, me acompañaba esta canción, canción del alma, canción querida, que para mí fue sublime…” dice el compositor Leandro Díaz, el ciego émulo de Homero en el vallenato. “Y mi historia la contaron a revés, me dejaron pocas cosas que servir, y lo único que queda de mi raza, lo usaron para burlarse de mí”, protesta el escritor cordobés David Sánchez Juliao, en su merengue “El indio sinuano”.

Cantos mulatos, mestizos y negros conforman una amalgama de alegrías, de sinsabores y dolores, pero al fin y el cabo expresión de un pueblo. Vientos que cobran vida en la improvisación artística del blues y del jazz, bases candogueras de la música criolla. Esa forma de comunión de los pueblos, armonías que llegaron a nuestras costas colombianas y se corporizaron en el porro, el fandango y en esa nostalgia andante que se llama cumbia:

“yo soy la reina por donde voy, no hay una cadera que se esté quieta donde yo estoy, mi piel es morena como los cueros de mi tambor y mis hombros son un par de maracas que besa el sol”, canta Mario Gareña en homenaje a la cumbia… “Una tarde a orillas del Sinú, puedo suponer eso, un ensueño de amor tuve yo, y en la espuma pintada de azul, reventaron mis versos de amor”, poetiza Miguel Emiro Naranjo, cantándole al Río Sinú…

Tiples, guitarras, arpas, maracas… renuevan una vida hecha a punta de versos:

“¡Ay¡ mi llanura, embrujo verde, donde el azul del cielo se confunden con tu suelo, en la inmensa lejanía, en la alborada el sol te besa, y del estero al morichal, hienden las garzas el aire, que susurra en las palmeras, un canto de libertad”, espeta Arnulfo Briceño en su canto al llano.

Eso es la música para nuestros pueblos: un grito de libertad, enfatiza Marcos Vega.

En esta edición la invitación es a sentir su canción, su propia música. Cuenta la escritora y activista africana Tolba Phanem que:

“…cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás. Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción. Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su casa e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en su transición…” [6]

Como siempre un profundo agradecimiento a los lectores, seguidores, autores, evaluadores y demás colaboradores de la Revista. Contamos con su apoyo en la difusión, lectura y análisis de los artículos en los diversos círculos investigativos y en el aula. Muy especialmente les invitamos a presentar artículos para la edición N14.

Mónica María Valle Florez.
Directora Grupo de Investigación en Comunicación-GIC.
Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Email: mmvalle@elpoli.edu.co

Marcos Fidel Vega Seña.
Comunicador Social - Periodista y Magister en Educación de la Universidad de Antioquia.
Profesor de la Fundación Universitaria Luis Amigó- Medellín. Email: marcosvegase5917@gmail.com

NOTAS

[1], [3] Autobiografía de un Yogui. Yogananda. Parte 1. Minuto. 5.26.14. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=VOuymDkT4kY

[2] ARES Yebra, Javier (2013). EL ENCUENTRO ENTRE MÚSICA Y COMUNICACIÓN. Revisión y propuesta de lugares comunes para la consolidación de un campo interdisciplinar. Universidade de Vigo. bachescomunicacion@hotmail.com

[4] Marcos Fidel Vega Seña. Comunicador Social - Periodista y Magister en Educación de la Universidad de Antioquia. Docente investigador de la música y la cultura tradicional colombiana. Ha publicado en varios medios locales y nacionales artículos relacionados con el tema. Email: marcosvegase5917@gmail.com

[5]http://www.unesco.org/culture/ich/es/USL/el-vallenato-musica-tradicional-de-la-region-del-magdal ena-grande-01095

[6] Herraiz Portillo, Marta (2012). La música: elemento de identidad en el ser humano. Revista Pueblos. N50. Disponible en: http://www.revistapueblos.org/old/spip.php?article2384